La noche es tranquila, las cornetas de los centinelas a las puertas de la cuidad son como un abendicion sobre los campos repetida con el eco levisimo por los diques...
Todo duerme en paz menos el amor. ¡Oh fuerzas misteriosas del amor, lavantaos, venid a reunirnos dentro de mi pecho!
Que lo infinito y lo mortal desaparezcan y quede solo lo eterno: la fuerza del amor, el deseo infinito y la beatitud.
Ella era bella por naturaleza... ¡ Y en breve sera mía, solo mía!
¿Por qué una noche como ésta no había de durar hasta lo infinito?
Ahora se acabó todo; no quiero verla nunca más, nunca más. Ella es un ser debil despues de haberse dado enteramente, lo ha perdido todo. Y el amor sólo es bello mientras duran los contrastes y el deseo; después todo pasa a ser flaqueza y costumbre...
Y ahora, de mi amor con ella, ni el recuerdo quiero. Se ha desvanecido todo el perfume, con el dolor del abandono, esos tiempo ya estan muy lejos...
Ni aun quiero decirle adiós, lagrimas suspiros de mujer me perturban, transtornan mi espiritu sin un fin.
Hubo un tiempo en que la amé; pero de aqui en adelante, mi alma no puede pertenecerle.
(Kierkegaard, Soren Diario de un seductor)
Todo duerme en paz menos el amor. ¡Oh fuerzas misteriosas del amor, lavantaos, venid a reunirnos dentro de mi pecho!
Que lo infinito y lo mortal desaparezcan y quede solo lo eterno: la fuerza del amor, el deseo infinito y la beatitud.
Ella era bella por naturaleza... ¡ Y en breve sera mía, solo mía!
¿Por qué una noche como ésta no había de durar hasta lo infinito?
Ahora se acabó todo; no quiero verla nunca más, nunca más. Ella es un ser debil despues de haberse dado enteramente, lo ha perdido todo. Y el amor sólo es bello mientras duran los contrastes y el deseo; después todo pasa a ser flaqueza y costumbre...
Y ahora, de mi amor con ella, ni el recuerdo quiero. Se ha desvanecido todo el perfume, con el dolor del abandono, esos tiempo ya estan muy lejos...
Ni aun quiero decirle adiós, lagrimas suspiros de mujer me perturban, transtornan mi espiritu sin un fin.
Hubo un tiempo en que la amé; pero de aqui en adelante, mi alma no puede pertenecerle.
(Kierkegaard, Soren Diario de un seductor)
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